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martes, 21 de agosto de 2012

Neurociencias II

La neurociencia y el aprendizaje

Primeramente se debe definir que significa NEUROCIENCIA. Las neurociencias son un conjunto de disciplinas científicas que estudian la estructura, la función, el desarrollo de la bioquímica, la farmacología, y la patologías del sistema nervioso y de cómo sus diferentes elementos interactúan, dando lugar a las bases biológicas de la conducta de una persona.
El estudio biológico del cerebro es un área multidisciplinar que abarca muchos niveles de estudio, desde el puramente molecular hasta el específicamente conductual y cognitivo, pasando por el nivel celular como las neuronas individuales, los ensambles y redes pequeñas de neuronas como las columnas corticales y los ensambles grandes como los propios de la percepción visual incluyendo sistemas como la corteza cerebral o el cerebelo, y por supuesto, el nivel más alto del Sistema Nervioso.
En el nivel más alto las neurociencias se combinan con la psicología para crear la neurociencia cognitiva, una disciplina que al principio fue dominada por psicólogos cognitivos. Hoy en día, la neurociencia cognitiva proporciona una nueva manera de entender el cerebro y la conciencia, pues se basa en un estudio científico que une disciplinas tales como la neurobiología, la psicobiología o la propia psicología cognitiva.
La neurociencia aporta una perspectiva desde el aprendizaje y la educación. Los estudios neurobiológicos de la conducta, que se lleva a cabo en nuestros días, cubren las distancias entre las neuronas y la mente.
La tarea central de las llamadas neurociencias es la de intentar explicar cómo es que actúan millones de células nerviosas individuales en el encéfalo para producir la conducta, y cómo a su vez, estas células están influidas por el medioambiente, incluyendo la conducta de otros individuos. Precisamente, las neurociencias están contribuyendo a una mayor comprensión, y en ocasiones a dar respuesta a cuestiones de gran interés para los educadores, por ejemplo; hay evidencias según lo muestran las investigaciones que tanto un cerebro en desarrollo como uno ya maduro se alteran estructuralmente cuando ocurren los aprendizajes (Bransford, 2003).

Los descubrimientos neurológicos de la última década están cambiando el concepto de adolescencia. Hasta este momento se consideraba que era una edad de grandes turbulencias afectivas, provocadas por la inundación hormonal. Los neurólogos sostienen que a partir de los 13 años el cerebro experimenta un cambio, provocado por la maduración de los lóbulos frontales, que son los que dirigen la orquesta cerebral. Es la segunda gran oportunidad del aprendizaje, después de la que ocupa los primeros años de vida. Es como si la naturaleza hubiera preparado a los niños para enfrentarse al mundo, al salir del claustro materno y volviera a prepararlos para introducirse en el mundo adulto.
Las nuevas tendencias en psicología del desarrollo enfatizan los siguientes temas:
El mundo afectivo
La autorregulación del comportamiento, la atención, la inhibición conductual.

El temperamento infantil.
La importancia del contexto social en el desarrollo mental.

El interés sobre los procesos de socialización.
El niño como agente de su propio desarrollo.

Estos temas se mueven en un terreno común por el que pediatras y pedagogos transitan con facilidad. Necesitan aplicar a la educación los descubrimientos de la neurociencia. Temas como los siguientes pertenecen a este territorio compartido.
    • El temperamento y su influencia en la educación
    • La influencia educativa en el establecimiento de las vías de conexión entre el área límbica y los lóbulos frontales.
    • Las investigaciones sobre el aprendizaje de los límites y de la autonomía
    • La detección precoz de dificultades de aprendizaje.
    Muchos países ya están poniendo en marcha programas de investigación para avanzar estos temas, por ejemplo en Alemania, se creó en el 2004, el Centro para la transferencia entre neurociencia y aprendizaje, allí un equipo multidisciplinar se ocupa del estudio de problemáticas tales como la dislexia, la actividad física y el aprendizaje, el aprendizaje y las emociones, el aprendizaje y la memoria, la consolidación de la memoria o el aprendizaje y la educación.
    Relacionar campos que usan lenguajes tan diferentes como la neurología no es sencillo. La educación de una sociedad, al igual que la salud es una tarea compartida directa o indirectamente por todos los agentes sociales. La sanidad no es sólo cosa de médicos y hospitales sino también de prácticas higiénicas, hábitos educativos, control de los productos, leyes adecuadas, etc. Lo mismo sucede en la educación. No es cosa sólo de padres y docentes. La inteligencia se desarrolla siempre en un contexto social, que la estimula o bloquea. Hay que situar a la familia, a la escuela y especialmente durante los primeros años de vida a los pediatras. Este trío forman el equipo pedagógico básico. En círculos más exteriores hay que incluir el barrio, los iguales, la ciudad, la cultura de esa sociedad, los medios de comunicación, las instituciones políticas y religiosas, etc. Por eso hay que tomarse al pie de la letra el proverbio africano que dice: Para educar a un niño, hace falta la tribu entera.
    Bibliografía
    • Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (www.sepeap.org).
    • UP (www.universidaddepadres.es)
    • López Ruperez F. Prólogo al T. Ortiz. Neurociencia y Educación. Madrid. Alianza, 2009.
    • Blakmore S.J. Frith ¿Cómo aprende el cerebro? Barcelona. Ariel 2007.

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